Descartes parte de una revisión de sus conocimientos y concluye observando que la mayor parte de ellos son inútiles y que carecen de fundamentos. Según Descartes la razón es igual en todos los individuos, por lo tanto, la variedad de opiniones depende de la forma de conducir la razón, es decir, del método. Él piensa que es necesario encontrar un método que dirija rectamente la razón para evitar errores.

A partir de sus conclusiones Descartes ya puede constatar que hay dos formas distintas de realidad, o dos sustancias. Una sustancia es el pensamiento o «alma», la otra es la extensión o «materia». De aquí nace la teoría del dualismo antropológico de descartes donde el alma solamente es consciente, no ocupa lugar en el espacio y por ello tampoco puede dividirse en partes más pequeñas, sin embargo, la materia sólo tiene extensión, ocupa lugar en el espacio y siempre puede dividirse en partes cada vez más pequeñas, pero no es consciente.

Según Descartes, las dos sustancias provienen de Dios, porque sólo Dios existe independientemente de todo. Pero aunque tanto el «pensamiento» como la «extensión» provengan de Dios, las dos sustancias son totalmente independientes la una de la otra. Por eso decimos que Descartes es un dualista.

Por tanto la teoría del dualismo antropológico de Descartes se podría comparar con el funcionamiento de un autómata, como por ejemplo una maquina, en la que hay una parte, el alma, independiente del resto, el cuerpo. Según Descartes el ser humano solo tiene alma,en cambio los animales pertenecen plenamente a la realidad extensa. Su vida y sus movimientos se realizan mecánicamente. Por eso él consideró a los animales como una especie de autómatas complejos. En Cambio Descartes llegaría a pensar que el hombre es un «ser dual», que piensa pero que también ocupa espacio, lo que significa que el hombre tiene un alma y al mismo tiempo un cuerpo extenso, por eso afirmaba que el cuerpo humano es una pieza de mecánica. Pero el hombre también tiene un alma que puede actuar completamente libre en relación con el cuerpo. En cuanto a los procesos corporales, estos no tienen tal libertad, sino que siguen sus propias leyes pero lo que pensamos con la razón no ocurre en el cuerpo, sino en el alma, que está totalmente libre en relación con la realidad extensa.

Lluis Castillo y Ruben Nieto